El pequeño Albert creció en Alemania, donde tardó cuatro años en formular su primera palabra. Le fascinaba cómo funcionaban los objetos y, aunque no amaba la escuela, amaba los libros de física y matemáticas. Su brillante mente contempló el espacio y el tiempo y finalmente ideó la teoría de la relatividad. Este libro inspirador presenta ilustraciones elegantes y extravagantes y datos adicionales en la parte posterior, incluida una cronología biográfica con fotografías históricas y un perfil detallado.